...Los sentimientos de los sentimientos. (2)

...El EGOÍSMO, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio: un lugar cómodo y verdadero; pero sólo para él. La MENTIRA, se escondió en el fondo de los océanos: mentira, se escondió detrás del arco iris. La PASIÓN y el DESEO, en el centro de los volcanes. El OLVIDO... ya se me olvidó donde se escondió….

999.999 ...El AMOR aún no encontraba sitio donde esconderse, pues todos se encontraban ocupados; hasta que divisó un bello rosal, y enternecido mientras jugaba, decidió esconderse entre sus flores.

1.000.000. La primera en encontrarse fue a la PEREZA, estaba tan sólo a tres pasos junto a una piedra. Después, la LOCURA encontró a la FE y es que estaba hablando con DIOS acerca de mover montañas. A la PASIÓN y al DESEO los halló al sentir su vibraciones cerca de los volcanes. En un descuido encontró a la ENVIDIA, y claro, pudo deducir donde estaba el TRIUNFO. Al EGOISMO no tuvo ni que buscarlo, pues el solito salió disparado de su escondite que había resultado ser un nido de avispas.

La LOCURA, luego de tanto caminar, sintió sed y acercándose el lago para beber agua descubrió a la BELLEZA y con la DUDA fue más fácil aún, pues la encontró sentada sobre un duro tronco sin decidir aún de que lado ocultarse.

Muy cerca de la duda encontró a la IGNORANCIA que nunca supo dónde esconderse. Así fue encontrando todos: al TALENTO entre la hierba fresca. A la ANGUSTIA en una obscura cueva.

A la MENTIRA detrás del arco iris: mentira, sí estaba en el fondo del océano. Hasta encontró al OLVIDO, que ya se le había olvidado de qué se trataba el juego y seguía sin entenderlo. Pero solo el AMOR no aparecía por ningún lado.

La LOCURA lo buscó detrás de cada árbol, en cada arroyuelo del planeta, en las cimas de las montañas, incluso ante la desesperación del AMOR hizo trampa, ya que le preguntó a la IGNORANCIA si lo había visto.

Y cuando estaba a punto de darse por vencida en su búsqueda, la LOCURA, divisó un pequeño rosal y observó que se movían sus flores. Entonces, tomo unos tallos de varias rosas y comenzó a mover fuertemente el rosal.

De pronto un doloroso grito se escuchó…. las espinas del rosal habían herido a los ojos al AMOR. Éstos, sangraban sin parar. La LOCURA, impresionada ante tal accidente, no sabía qué hacer para disculparse: lloró, rogó, imploró, suplicó y hasta prometió ser su fiel acompañante por toda la eternidad…

Desde entonces, desde que por primera vez se jugó a las escondidillas, el AMOR es ciego y la LOCURA siempre lo acompaña.