e diel, 1 korrik 2007


La ruta al clímax

Las luces están apagadas. Sólo quedan dos personas en una habitación parcialmente oscura. Un hombre y una mujer. Poco a poco sienten como su respiración comienza a acelerarse y como su corazón aumenta la velocidad con cada latido. El deseo de la carne se incrementa con cada pensamiento...Una vez más, la tentación vuelve a ganarle a la cordura.

Esta escena se repite, por lo menos, dos veces al día en todo el planeta. Y es que a la hora de complacer los instintos más carnívoros, sólo importan las ganas, pues la naturaleza del hombre es la de ser un ser sexual.

El camino al clímax femenino es quizá una de las rutas con más difícil acceso, ya que para muchas, sus zonas erógenas no han sido lo suficientemente exploradas como para dar inicio a la tan esperada estocada final.

Los órganos erógenos femeninos son los de mayor sensibilidad, por lo cual estimularlos con suaves besos y caricias activaría sexualmente a la fémina en cuestión. Los oídos, los muslos, los labios y la vagina, son algunas de las zonas más sensibles del ser humano.

La ruta hacia el placer femenino comienza parte por parte. Si volvemos a la escena de la habitación oscura, es recomendable que el hombre empieze por besar los oídos de su pareja, al mismo tiempo que debe susurrarle cosas sensuales. Un complemento sería soplar o rozar delicadamente el lóbulo de la oreja.

Posteriormente, deben estimularse los labios. Si se roza suavemente la boca, usando la lengua, la cual puede estimular cualquier zona del cuerpo, se alcanza un punto en donde la mujer estaría predispuesta a iniciar una relación sexual.

Acariciar, soplar o lamer el cuello, produce una sensación cercana al placer, que incluso llega a a erizar el vello en la piel. La pasión que despierta un tierno beso en el cuello resulta ser indescriptiblemente placentera para cualquier mujer.

De acuerdo a algunos psicólogos, ir de arriba a abajo es recomendable para alcanzar el orgasmo. Cuando se llega a la mitad de la esbelta figura femenina, la intensidad de la exitación sobrepasa la cordura. La delicada zona de los senos, resulta débil al sentir la respiración de una boca cerca.

Un soplo o constantes besos alrededor, definitivamente hace que la mujer quiera más.
Las caricias de unas suaves manos masculinas sobre los muslos, cuando la mujer está exitada, produce una sensación agradable con un efecto muy particular. La sangre se desvía hacia el interior de los muslos, por lo que la temperatura aumenta.

Es en este punto, en el oportuno jugueteo pre-penetración, donde la mujer anhela la proximidad del acto sexual.

Este artículo fue escrito para un proyecto universitario. Una revista de corte sexual, que hicimos para una materia. Marifé, Carlota, Daniel y yo estuvimos a cargo. Mi querido editor, Daniel, me puso esta pauta.
Primera vez que escribo sobre sexo...=) ¿Qué tal?
NOTA: La fotografía fue tomada del Flirk de Marifé

1 koment:

daniel!!! tha...

Querida subordinada, habla tu amo y señor "El Editor".
Estuvo muy bueno, aunque, como ya te había dicho, no fue exactamente lo que te había pedido.
Tal vez mi deber fue haberte cortado la información, como lo hace uno de verdad. Pero no soy tan malo y no tuve tiempo para nada.
Y la experiencia estuvo de pinga. Ahora sí creo y sé por qué los editores sufren de tantas vainas (lo viví todo)
Nos vemos....